jueves, 18 de agosto de 2005

Gallagher bross, round VIII.


Discos del año (y II)

Oasis - Don't believe the truth

Tal vez nunca más podamos descubrir discos tan completos como Definitely o Morning Glory; seguramente la inspiración salvaje de Noel se agotó en 1998; ahora parece que tenían razón aquellos que decían que The Masterplan era mejor que todo lo que grabaron después. No se, a mi me cuesta aceptar que una banda que ha significado tanto en el rock de los 90 sea catalogada de "acabada" o "fracasada".
Soy de los que piensan que Liam debería dedicarse a cantar (que lo hace muy bien cuando se esfuerza) y dejar las tareas creativas a su hermano. Si bien las composiciones del frontman no desentonan con el tono del disco, sigue siendo su hermano el encargado de firmar los mejores temas. Lyla, The importance of being idle y Let there be love son el trío genial sobre el que gira el último album de los de Manchester. Los grandes himnos de antaño dejan paso a canciones menos pop en la melodía, tal vez más rebuscadas, buscando variaciones en ese sonido tan atronador de hace unos años. Al menos la psicodelia se va por donde vino. ¿Por qué cojones todos los grandes grupos (Stones, Beatles, Zeppelin), algunos con mejores resultados que otros, se dedican a grabar uno o dos discos innovadores, de exploración (temblemos cuando especifican que interior) despues de realizar sus mejores trabajos en otros campos? ¿La droga? ¿Los genes?
La intervención de Andy y Gem en las labores creativas me crea dudas. Por un lado la inclusión de sus temas reduce el número de canciones que puede meter Liam, pero por otro limita la aportación de Noel... Veamos con el tiempo la dirección definitiva del grupo.
Por cierto, a pesar del rechazo internacional, siguen siendo la única banda inglesa que agota todas las entradas en su gira de grandes estadios en Gran Bretaña. ¿Chovinismo? Tal vez, pero lo que nadie puede dudar es que, escuchar Supersonic en directo, con ese coro increible de voces que suele ejecutar el público inglés aun es una sensación irrepetible en cualquier concierto del momento.