miércoles, 4 de abril de 2007

¡Scandinavian Rock!

En la segunda mitad de los noventa el nivel general de la música sufrió un bajón evidente. Tras unos años marcados por los grandes lanzamientos de los grupos asociados a la escena de Seattle: primero Nirvana y luego Pearl Jam, Soundgarden y, sobre todo, Screaming Trees y Alice in Chains; a las composiciones perfectas de las Islas (Oasis, Blur, Suede, Pulp, The Verve, The La's, etcétera) y al auge del hard rock en sus momentos de mayor calidad con los, por aquella época invencibles Guns n' Roses y con Metallica, The Black Crowes o Skid Row; se estableció una época marcada por aburridos grupos de sonido metálico en los States (Linkin Park) y por un agotamiento en la calidad de los lanzamientos británicos.
Contadísimas excepciones como Counting Crows o Radiohead no eran suficientes para llenar el hambre de buena música, la necesidad creada unos años antes de comprar, al menos, 5 discos sobresalientes, cinco must have, al año.
En ese panorama, la prensa europea especializada se giró hacia el Norte, hacia lugares desde donde antes sólo llegaba el frío. En países como Noruega o Suecia, jóvenes que pasaban demasiado tiempo encerrados debido al clima, habían decidido entretenerse tocando la guitarra y bebiendo cerveza. Habían decidido rendir tributo a esos grupos que amenizaban sus tardes, tardes en que oscurecía a las 12 del mediodía. Y de repente, como cuando allí llega el verano, los días se hacen eternos y el sol derrite la nieve, de un plumazo, Europa descubrió que las calles de Estocolmo y Oslo estaban llenas de hijos bastardos de Angus Young, Axl Rose, Mick Jagger o David Bowie. Como una ola de frío polar The Hellacopters, Backyard Babies, Gluecifer o Turbonegro asolaron, primero Europa, luego UK y finalmente los EEUU.
Era la vuelta del hard rock en estado puro y primario. Grupos que no sólo cuidaban sus estribillos, sino que llenaban sus canciones de arreglos perfectos, armonizaban potentes coros, y, sobre todo, recuperaban la importancia de la guitarra solista. Las canciones volvieron a tener impresionantes solos de guitarra. Auténticos guitar heroes como Dregen, Euroboy, Captain Poon o Nicke Hellacopter rendían tributo en cada tema a los hermanos Young, Slash o James Williamson (The Stooges). La contundencia en directo, la recuperación de ediciones en vinilo y la estética y actitud marcaban también un punto en común entre estas bandas. Sus miembros eran amigos y colaboraban entre sí.
A pesar de estas similitudes cada banda tenía su estilo propio. Mientras los Hellacopters pasaban de un punk salvaje a un dominio del rock clásico, Backyard Babies representaban la corriente más punk rock americana. A su vez los Gluecifer sonaban como una apisonadora de hard rock con estilo. Finalmente Turbonegro se eregían como los herederos directos del glam rock. Con una estética propia del video del tema Relax de Frankie Goes to Hollywood, con letras que hablaban de una homosexualidad sórdida y agresiva y, sobre todo, con unos coros espectaculares, los noruegos grababan la que para mí es la obra cumbre de este periodo: Apocalypse Dudes.
Os dejo con Turbonegro y The Age of Pamparius en directo, menuda manera de empezar un show, disfrutar.

2 Comments:

Blogger [rbk] said...

No es que sea seguidora de muchos de los grupos a los que te refieres pero desde luego el artículo me ha parecido brutal. Mi más sincera enhorabuena. :)

9:12 p. m.  
Blogger danityla said...

Gracias, gracias. Brutal es exagerado, no es más que una "paja" mental formada de recuerdos nítidos, los menos, y borrosos, el resto. Gracias, me mola verte por aquí.

10:40 p. m.  

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