lunes, 30 de julio de 2007

Le Tissier

Una de las grandes novedades que introdujo la década de los noventa fueron las televisiones privadas. Entre todas ellas, Canal + tenía ciertos programas interesantes, como el famoso "El Día Después", que analizaba la jornada de liga e incluía imágenes de ligas extranjeras, lo que fue un auténtico regalo para los amantes del fútbol.
Gracias a ese programa conocimos a un jugador inglés que jugaba en el Southampton F.C. Nacido en la isla de Guernsey, situada entre Francia y Gran Bretaña en el Canal de la Mancha, decidió servir siempre a los colores de los Saints. Al contrario que muchos de sus contemporáneos, nunca aceptó irse a otro equipo. Prefirió salvar año tras año a sus conciudadanos de un descenso que parecía acechar cada temporada.

A lo largo de su carrera sólo falló un penalti (49/50). Pero es que este super clase metió goles de escándalo que sirvieron para considerarle uno de los mejores jugadores ingleses de todos los tiempos. Un hombre sencillo, afable y con un talento descomunal que siempre renegó de la mercadotecnia que rodea al fútbol. Pudo ser millonario y ganar muchos títulos, pero siempre prefirió jugar con sus amigos de toda la vida.
En The Dell, aún se canta eso de "he is god, Le god".

Os dejo con sus diez mejores goles. Atención al segundo y al penúltimo. Para no olvidar.

viernes, 27 de julio de 2007

Toscana


En dos semanitas nos piramos... Dios, ¡qué ganas tengo!

jueves, 26 de julio de 2007

Even during the worst moments...

...a cup of tea is always delightful.


Y todavía os preguntáis por qué adoro esas Islas...

lunes, 23 de julio de 2007

La orquesta del Gulag

Casi dos meses después de mi última entrada (no me sentía nada inspirado, qué se le va a hacer) decido escribir unas lineas para hacer mención a uno de los descubrimientos del año.
Hace unos años N me presentó al señor Bregovic, a través de un disco que había grabado con una cantante de pop polaca, y que era un recorrido por canciones tradicionales centroeuropeas a través del genio instrumental y arreglista de Goran y expresadas mediante la increible voz de Kayah. El flechazo fue inmediato. Vimos a Goran en directo en el marco incomparable del Kursaal de Donosti, arropado por una increible banda de más de 15 músicos y disfrutamos del embrujo de los bosques rumanos y serbios, aquellos que frecuentaban los gitanos, huyendo de cualquier parte, sin rumbo fijo, acusados de brujería y cantándole a la luna y bailando al ritmo de los robles y los castaños.
Años después, un muchacho de Alburquerque, Nuevo Méjico, EE.UU., se descuelga con un fascinante disco hijo de los mismos referentes pero cargado de la originalidad que da el atrevimiento juvenil o la esperanza propia de la inexperiencia. Todo ello enmarcado en las lecciones del gran maestro francés de la música actual.
Seguramente ninguna radio, ni las consideradas alternativas, ponga un tema de este disco, por lo que me veo en la obligación de ser yo quien os presente a Beirut.
Bailar, bailar, malditos...