miércoles, 31 de agosto de 2005

Hoy toca libros...

Teniendo en cuenta el nombre del blog, la verdad es que ya tardaba en hacer referencia a la literatura. Este verano me he decidido por la novela negra. Como nuestros queridos clásicos (véanse Chandler, Greene, etc.) y yo ya nos conocemos un poco, decidí probar una serie de recomendaciones que hace tiempo que me rondaban la cabeza.

Henning Mankell, Asesinos sin rostro
La primera novela del inspector de policía sueco, Kurt Wallander era una recomendación expresa de dos de las personas que más confianza me generan a la hora de hablar de libros. Y la verdad es que no me ha fallado. Los personajes están sutilmente construidos. A través de unas pequeñas pinceladas pasan a ser tan reales como tus vecinos, o seguramente más. La trama sucede en Suecia, a principios de los 90. Y en Suecia hace mucho frío y el viento y la falta de luz hacen que todo sea bastante desolador. No os digo más. Es rápida de leer. Tal vez demasiado. Ya me veo yendo a buscar Los perros de Riga, su siguiente novela.

Boris Akunin, El ángel caído
Menos referencias. Más dura de leer, no por la densidad, sino por la agilidad del relato. Tal vez algún tópico de más. Pero el protagonista gana a cada página. Si señor, el crescendo de Erast Fandorin es espectacular. El retrato del Moscú del último cuarto del siglo XIX, brillante. De Gambito turco, la siguiente aventura de Fandorin, no me han hablado muy bien, pero seguro que le doy una oportunidad.

Pero sin duda el libro del verano ha sido Capitán de navío, la segunda entrega de las aventuras de Aubrey y Maturin del genial Patrick O'Brian. Las estoy leyendo todas pero, poco a poco. Quiero saborearlas. Cada una de ellas es especial e inconfundible. Sólo llevo dos, lo cual quiere decir que me quedan 18. ¡Qué excitación! Creerme, no olvidaré nunca la sensación de, en la playa, con el ruido del mar, el olor a salitre y el sol calentándome el espíritu, haber viajado durante 488 páginas con el capitán Jack Aubrey y el doctor Stephen Maturin por los mares de Europa. Creo que lo que más me gusta de estas novelas de O'Brian es que me traen sensaciones que creía perdidas en los años de mi infancia. Creía que sólo La isla del tesoro y los libros de Salgari me harían tan feliz, me llevarían tan lejos. Lo había asumido, pero ahora, de manera sorpresiva y maravillosa, la vieja sensación ha vuelto. Y yo lucharé para que se quede para siempre.

viernes, 26 de agosto de 2005

Y el balón empieza a rodar...


Este fin de semana, por fín, empieza el fútbol oficial, el de competición. Ha sido una pretemporada muy larga y, sobre todo, demasiado presente en los medios de comunicación. Antes, durante los meses de verano apenas te enterabas de lo que hacían los equipos, al menos, hasta los torneos de verano a primeros de Agosto. En Junio se iban de vacaciones y tu desconectabas. Los fichajes eran pequeñas reseñas en la prensa, entre noticias de ciclismo, atletismo u otros deportes de verano. Siempre había excepciones claro. La información de equipos como el Real Madrid o el F. C. Barcelona siempre movía a más profesionales y requería de más titulares y tinta. Pero, desde luego, no era como ahora. Ahora, desde Febrero se va preparando al aficionado con los futuros fichajes del equipo en cuestión. Se crea esa intensidad de debate en la calle. Se establecen los parámetros para que el ambiente esté espectante ante los "futuribles". Uno no sabe si la liga ha acabado o no, porque al fín y al cabo, ¿a quién le importa quién la gane? Los perdedores sacarán noticias sobre posibles fichajes que motivarán a la afición y los vencedores competirán anunciando incorporaciones que asentarán su equipo triunfador. Los especialistas dicen que esto se debe a que hay que "generar ilusión". Al parecer la ilusión de la gente solo se basa en cuánto dinero tendrá su equipo para gastar y llenar la ciudad de dos o tres nuevos ricos que sudarán cada 3 días la camiseta de su nuevo "club en el que siempre han soñado jugar".
Antes, la ilusión, ese "estado de ánimo" que es el fútbol según Jorge Valdano, se obtenía venciendo los partidos, marcando goles, ganando al "eterno rival" (como detesto esta expresión). En fín, compitiendo.
Pero eso ya no importa. La sensación que queda es que sólo con los nombres, con los fichajes millonarios, se gana algo. Los clubes ganan más aficionados a través de la promoción que a través del sudor de sus futbolistas. Se gana más dinero con camisetas que con títulos. Y no me digan que para vender camisetas hay que ganar títulos, porque eso es mentira. Basta con tener futbolistas interesantes, estrellas con carisma y que de vez en cuando hagan algo en algún partido, que ya se encargarán los medios de darle la importancia que sea necesaria.
Los directivos se preocupan más del los ingresos que no obtendrán al caer eliminados de una competición que del hecho de no poder ganarla. Los propios futbolistas, con unos sueldos millonarios, amenazan con ir a la huelga si no les pagan unas primas ¡por ganar! Reclaman "lo suyo, lo que les pertenece".
Es completamente surrealista. El fútbol profesional, el de máximo nivel vive una realidad completamente distinta a la sociedad. Y antagónica a los principios del deporte de competición. Tal vez sea esa "realidad ajena", en la que el dinero está en todos los lados y los exitos deportivos pierden su entidad, hasta convertirse en un complemento del espectáculo, lo que hace que muchos disfrutemos viéndolo año tras año. ¿Se trata pues de una vía de escape? ¿Otra más?
No soy de los que se sienta avergonzado al decir que le gusta el fútbol en una reunión de freaks de Joyce, pero si que me pregunto como cojones puede divertirme tanto. Tal vez sea porque es, junto a la música y a la literatura, lo que más capacidad de concentración me genera. Realmente me aisla ver un buen partido de futbol. No me pregunteis por qué. No lo se. Pero tampoco me importa. Algunos de los momentos que no se borrarán nunca de mi mente están protagonizados por un tío con un balón en los pies y una portería cerca... Y eso, tal vez sea lo único que merezca la pena de este deporte. Y merece mucho la pena.

Joe: Don't suppose you know who won the match?
Megan: (laughs) I didn't even know there was a game on.
Joe: It's not a game.

(Dog Soldiers)

sábado, 20 de agosto de 2005

Una grata sorpresa...


Acabo de volver del cine. Para la ocasión me convencieron con una de ciencia ficción. La Isla, ha resultado ser bastante más de lo que me esperaba. Una idea bastante bien definida (sin salirse de los tópicos de este género), una linea argumental bien planteada y el justo nivel de acción y persecuciones. La verdad es que para ser un producto del, hasta ahora, infumable Michael Bay he disfrutado bastante.
Ah, y otra cosa, he conocido a una chica. Ya la había visto, pero no me había fijado en ella todavía. A partir de ahora ya lo sabes Escarlata, "...every breath you take, I'll be watching you..."

jueves, 18 de agosto de 2005

Gallagher bross, round VIII.


Discos del año (y II)

Oasis - Don't believe the truth

Tal vez nunca más podamos descubrir discos tan completos como Definitely o Morning Glory; seguramente la inspiración salvaje de Noel se agotó en 1998; ahora parece que tenían razón aquellos que decían que The Masterplan era mejor que todo lo que grabaron después. No se, a mi me cuesta aceptar que una banda que ha significado tanto en el rock de los 90 sea catalogada de "acabada" o "fracasada".
Soy de los que piensan que Liam debería dedicarse a cantar (que lo hace muy bien cuando se esfuerza) y dejar las tareas creativas a su hermano. Si bien las composiciones del frontman no desentonan con el tono del disco, sigue siendo su hermano el encargado de firmar los mejores temas. Lyla, The importance of being idle y Let there be love son el trío genial sobre el que gira el último album de los de Manchester. Los grandes himnos de antaño dejan paso a canciones menos pop en la melodía, tal vez más rebuscadas, buscando variaciones en ese sonido tan atronador de hace unos años. Al menos la psicodelia se va por donde vino. ¿Por qué cojones todos los grandes grupos (Stones, Beatles, Zeppelin), algunos con mejores resultados que otros, se dedican a grabar uno o dos discos innovadores, de exploración (temblemos cuando especifican que interior) despues de realizar sus mejores trabajos en otros campos? ¿La droga? ¿Los genes?
La intervención de Andy y Gem en las labores creativas me crea dudas. Por un lado la inclusión de sus temas reduce el número de canciones que puede meter Liam, pero por otro limita la aportación de Noel... Veamos con el tiempo la dirección definitiva del grupo.
Por cierto, a pesar del rechazo internacional, siguen siendo la única banda inglesa que agota todas las entradas en su gira de grandes estadios en Gran Bretaña. ¿Chovinismo? Tal vez, pero lo que nadie puede dudar es que, escuchar Supersonic en directo, con ese coro increible de voces que suele ejecutar el público inglés aun es una sensación irrepetible en cualquier concierto del momento.

miércoles, 17 de agosto de 2005

...


Vuelta de vacaciones, vuelta a la realidad y, por fín empiezo un blog...

Discos del año

Coldplay - X & Y

Es un poco arriesgado a mitad de año, sobre todo teniendo en cuenta que el próximo mes de septiembre Sigur Ros lanzan nuevo cd, pero por lo menos hasta el momento creo que la gente de las islas sigue llevándose el gato al agua. Algo tendrán que tener en la Pérfida Albión para seguir manteniendo el tipo año tras año...
Supongo que a principios de año hubiese apostado más fuertemente por el nuevo trabajo de los Gallagher que por los chicos buenos universitarios, pero hay que reconocer que Coldplay han estado a la altura de las expectativas (y ya sabemos el nivel de éstas que suele marcar la prensa brit).
X & Y es lo mejor que han hecho nunca y eso es mucho decir. Un disco que crece minuto a minuto, en cada escucha, en cada repaso, cada día, y que, de momento, no ha parado de crecer.
Y esto os lo dice alguien que no se encontraba entre los más fervientes admiradores de Chris y compañía.
Suele ocurrir, al menos a mí. Cuando rechazo a un grupo, película o libro (en este caso menos) acabo rindiéndome con absoluta pleitesía a sus pies un tiempo después.
La tendencia a lo grandioso y a la exuberancia se nos presentan en pequeñas dosis en el estribillo de White Shadows, en el final coral de Fix You, alcanzando su apogeo en el tema que da título al disco. La sencillez de Green eyes se ve recuperada en The hardest part. Speed of sound, Talk o Square One inundan tu cabeza a golpe de single sin dejarte tiempo ni para pensar en qué comer.
What if sigue recordándonos que Chris tiende a la introspección 23 horas al día y que seguramente, detrás de su posición de estrellita del pop concienciada con el mundo que le ha tocado vivir, es realmente un tipo nervioso, angustiado con gustar a la gente, con disfrutar de lo que está viviendo. Tal vez demasiado angustiado como para darse cuenta... no problem, Mr. Martin, mientras continúe aislándose cada dos años con sus tres amigos para regalarnos joyas como éstas el resto disfrutaremos por usted.